El arte zen de la reparación de un radiograbador con doble casetera

El arte zen de la reparación de un radiograbador con doble casetera 

Pablo Correa 

Un radiograbador con doble casetera es ante todo una creación científica, un prodigio del espíritu humano y un triunfo de la voluntad sobre la naturaleza.  

Nos permite, no solo escuchar música de la radio am o fm, si no también escuchar música grabada previamente en una cinta ferromagnética encapsulada en una caja de plástico (cassette). 

Si el cassette es de nuestro agrado, grabarlo en un cassette virgen o en uno donde simplemente hemos rellenado el hueco de seguridad. 

Permitiendo escucharlo más tarde sin necesidad de volver a pedir prestado el cassette original. Incluso grabar todas nuestras canciones favoritas, ya sean de varios cassettes o de la mismísima transmisión radial.

En cuanto al aspecto físico, un radiograbador con doble casetera es un artefacto que suele tener dos parlantes, uno a cada lado correspondiente a la izquierda y a la derecha. En el centro del equipo, un sistema de caseteras doble, cada una con sus correspondientes palancas de play, rebobinar, adelantar y una que contiene un botón para grabar. 

Sirve tanto para grabar de un cassette a otro y también de la radio FM o AM y por encima de estos un dial en donde se muestra que radio se está sintonizando. Más los controles de audio, función y en algunos casos micrófono incorporado para poder grabarnos.

Cuando no funciona el radiograbador, lo primero que hay que hacer es no entrar en pánico ni enojarse. Serénese frente al hecho que nada permanece en la vida. Todo es consumido por el caos y el desorden. 

G. K. Chesterton en El hombre que fue jueves afirma: “Lo raro y hermoso es tocar la meta; lo fácil y vulgar es fallar.” Siendo así que cuanto más complejos son los mecanismo más fácil es que estos fallen y se encuentre uno ante el abismo existencial, la derrota del ingenio humano frente al caos. 

Al dejar atrás la frustración y el dolor. Al aceptar que el radiograbador no funciona podemos empezar a repararlo.

Lo primero es probarlo, si no sale humo es una buena señal, aunque no todos los cortocircuitos son visibles a simple vista.

Si hay un cortocircuito con humo, solo debemos desenchufar con calma el equipo y buscar de manera visual donde las partes que están chamuscadas, o a través de olfato ver en qué parte del equipo hay olor a humo. Si todo esto no sirve, a través del tacto verificamos qué partes están más calientes.
  
Reparar requiere de observar y entender. Estar inmerso en el proceso, dejar atrás nuestra nuestros sentimientos y expectativas para estar plenamente presentes.

La falla en nuestro radiograbador, solo puede ser lo que es. Bajo ningún concepto ha de ser lo que deseamos o lo más conveniente para nosotros.

Si simplemente dejó de funcionar y no dio señales visibles de un cortocircuito. La razón puede yacer más allá de nuestros sentidos. 

Para lo cual debemos recurrir a los instrumentos de medición como el tester. Este instrumento si lo manejamos correctamente no dará una versión más aproximada al verdadero origen de la falla.

Primero debemos ir revisando los distintos circuitos hasta dar con la falla. Vamos siempre de lo general a lo particular, de lo posible a lo imposible.

Es más posible que se queme un fusible, a qué se funda un capacitor o se queme el transformador. Es probable que se queme el transformador, pero es mucho más probable un falso contacto en el toma del artefacto.

Reparar requiere abandonar el yo y ver el artefacto a través de los ojos de su creador y para ello nos interrogamos en el por qué hizo lo que hizo el ingeniero que diseñó los circuitos electrónicos aplicados en nuestro artefacto.

Iremos midiendo, siguiendo los caminos que toma electricidad a lo largo del radiograbador. Al terminar de recorrer los distintos circuitos y encontrar en cual se origina la falla. Podemos identificar cual es.

Muchas veces es una cuestión de falso contacto. Con volver a repasar las soldaduras y las conexiones en los cables, el problema se soluciona.

Otras veces suele ser algún componente que simplemente dejo de funcionar. 

En el momento que se encontró la falla, está debe ser corregida para devolverle la gloria a nuestro radiograbador.

En el caso de que sea un componente electrónico el que falle, se puede reemplazar por otro si lo tenemos, adaptar algún otro componente o incluso crear un circuito nuevo.

Reparar no es solamente aplicar el conocimiento técnico adquirido a través del estudio. Es también un ejercicio de imaginación. 

Una vez que creemos que hemos restaurado la normalidad dentro de ese universo al cual llamamos radiograbador con doble casetera, el próximo paso es probarlo.

Finalmente, la reparación se reduce a dos grandes grupos de posibilidades. Funciona o no.

En caso de no haber visto el problema o simplemente habernos equivocado. El radiograbador no ha de funcionar. 

En ese caso solo queda volver a armarnos de paciencia, volver a buscar la falla o reevaluar la solución que hemos encontrado.

Muchas aves tienen la cualidad de volar, algunas pueden construir nidos realmente complejos y otras hasta incluso manipular objetos e incluso utilizarlos como herramientas. Los humanos sabemos utilizar distintas clases de herramientas, podemos manipular una gran variedad de objetos e incluso a través de nuestro ingenio construir artefactos con los cuales volar.

Pero lo realmente distintivo en el ser humano es la capacidad de reparar el daño. Sería mucho más sencillo simplemente descartar nuestro radiograbador con doble casetera y conseguir uno nuevo. 

Pero el acto de reconstruir, remodelar y reparar no solamente es una proclamación de nuestra condición humana sino también un acto de resistencia contra un sistema que nos exige consumir artefactos nuevos constantemente, es un acto de rebeldía.

Reparar un radiograbador con doble casetera es un acto de amor. No solo a la música, si no también a todo lo que significa nuestra humanidad. 

Una vez que hemos conseguido repararlo. El artificio reproduce música y podemos grabarla sin importar si es de otro cassette o de la radio. Produciendo un hecho mágico y a la vez cotidiano, una verdadera victoria. Un sentimiento de satisfacción tan hermoso que solo es comparable con el nirvana.

~ Fin ~



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