El traje Pablo Correa

El traje

Pablo Correa 



Dicen que hace muchísimos años, este fue un gran y hermoso país. Pero una noche, el rey mandó llamar a sus tres hijos. A fin de aliviar los trabajos para su vejez decidió dividir el reino en tres partes de acuerdo con las inclinaciones naturales de cada uno y emparejarlas con las características naturales de cada territorio.


Siendo el mayor el más ávido de la gloria militar, le fueron concedidos en gracia los territorios del oeste, donde su pueblo es famoso por su fuerza y valor.


Una vez coronado rey, armó un gran ejército y salió a conquistar nuevas tierras.


Siendo el menor el más ávido de riquezas, le fueron concedidos en gracia los territorios del este, donde su pueblo es famoso por sus habilidades para el comercio. 


Una vez coronado rey, armó una gran flota naval  y salió a comerciar con otros reinos.

 

Por último, siendo el del medio el más ávido de conocimiento y belleza, le fueron concedidos en gracia los territorios del sur,  donde su pueblo es famoso por sus habilidades artesanales y las tierras más fértiles. 


Una vez coronado rey fue delegando todas sus funciones en sus ministros más sabios y laboriosos, dejando para sí la contemplación de los misterios del universo. 


Pero una noche, en la taberna más oscura del callejón más peligroso de la capital del sur,  llegaron tres estafadores, habían vendido falsas curas en los reinos del este y falsas piedras filosofales en los reinos del oeste.


Una vez delineado el plan, se despidieron cada uno con una tarea concreta. Dos de los tres bribones se presentaron ante su majestad, ya habían sido médicos y magos. Esta vez eran dos renombrados sastres.


El primer bribón se postró diciendo: -Su majestad, somos dos grandes sastres que hemos llegado a su reino con el fin de vestir a su excelencia - A lo que el segundo bribón agregó - hemos aprendido de los grandes maestros de oriente a realizar las más magníficas telas- El rey estaba levemente interesado. El primer bribón señaló -Podemos realizar una tela invisible a los necios y a los tontos- y abrieron una caja sin nada en ella.


Todos quedaron boquiabiertos ante tal descaro, hasta que el tercer bribón mezclado entre la multitud como cortesano exclamó - ¡Oh qué maravillosos colores! ¡Qué magnífico diseño!- a lo que uno a uno de los nobles allí presentes, aún sin ver nada exclamaron ¡Oh qué maravilla de tela! ¡Qué maravilloso tapiz! ¡Miren hay un pavo real hermoso en el centro! Y cada quien fue sumando características, adjetivos y detalles a una tela que evidentemente no existía, pues nadie quería parecer tonto o necio.


Esto consterno al rey, por qué evidentemente no veía nada, pero tampoco podía decir abiertamente que no había nada allí, puesto que sería inmediatamente acusado de necio o tonto. Así que el rey aguzando su vista como quien quiere ver bien dijo.

-Está bien. Os encargo el más maravilloso traje para la próxima gala real con esta fabulosa técnica, con la única condición que lo hagáis aquí en el palacio para que todo el reino pueda verlo- si bien era inesperado, los tres bribones estaban felices y decididos a salirse con la suya.


Todos los días al alba comenzaban a trabajar en sus telares vacíos hasta altas horas de la noche, mientras los cortesanos discutían sobre tal pliegue, tal detalle o tal puntada, obviamente imaginarias. Pero nadie quería quedar como tonto, algunos llegaron al punto de ver la tela realmente.


Trabajaron sin descanso durante quince días, todos los días su majestad enviaba a un ministro o a un noble a que le reportará cómo iba el trabajo de los bribones. 


Mientras en secreto despacho a dos de sus más fieles guardias. Uno al reino del oeste y otro al del este.


Mientras sus dos hermanos hacían que tejían. El tercer bribón empezó hablar con el conde, convenciendo de que el rey no veía nada, que era un tonto y que podía ser derrocado y usurpado su poder.


También se encargaba de ir escondiendo las telas e hilos para que nadie sospeche que no había ningún tejido invisible.


Llegó el día de la gala, estaba ya todo dispuesto por los bribones, el traje invisible y también el conde con su fiel séquito de guardias.


Cuando llegó el momento en el que presentaron el traje a su majestad el conde empezó hablar - Su majestad, ¿Nos haría el honor de describirnos el traje? ¿Podría decirnos el motivo de la espalda? ¿Podría decirnos tan solo de que color es?- el rey atónito no dijo palabra alguna y entonces el conde arremetió -¡Claro que no puede! ¡Es un tonto y por lo tanto no puede ser rey! ¡Guardias apresadle!- a los que los guardias aún leales al rey desenvainaron sus espadas para dar batalla a los traidores a lo que el rey dijo con absoluta calma - no hay necesidad de derramar sangre, voy con ud sin ofrecer resistencia.


Con el rey apresado de pronto el conde ya era el nuevo rey y ordenó a los sastres que le hicieran al traje los ajustes necesarios para poder lucirlo en tan importante ocasión. 


Con el pueblo reunido a las afueras del palacio la gala se había convertido en una coronación. El pueblo esperaba con ansias al nuevo rey con su nuevo traje.


Al salir el nuevo rey hubo un silencio en la multitud, el conde se sentía satisfecho consigo mismo y avanzaba con su séquito por entre la gente a paso lento y ceremonioso.


El pueblo lo miraba desconcertado, hasta que un pequeño niño huérfano gritó: ¡El nuevo rey está desnudo! Y todos comenzaron a reír, a tirar frutas podridas y huevos.


Mientras los tontos e ignorantes siempre están seguros de todo aunque no sepan nada, los sabios siempre están dispuestos a equivocarse y aprender de sus errores, por eso dudan de sus sentidos.


El conde cómo todo tonto es orgulloso en su ignorancia y mando a apresar al pequeño huérfano que lo descubrío ante el pueblo. No había recoveco que no fuera hurgado por los guardias de su majestad y el rey del sur veía como lo venían a acompañar cada vez más niños a la mazmorra.


Los niños huían hacia el bosque en la noche, mientras las madres se enfrentaban a los guardias y hacían vigilias frente al palacio del rey exigiendo la liberación de sus hijos. 


Mientras al conde usurpador el pueblo lo odiaba cada día más, pasando las montañas, los reyes de este y el oeste finalmente se encontraron con los fieles guardias del rey del sur.


El bosque se preparaba para el invierno, los niños que huyeron encontraron refugio en los campesinos mientras en el palacio del rey del sur, el conde miraba por la ventana como el pueblo cantaba en su contra y los bribones se preparaban para huir con todo lo robado.


El viento del norte soplaba y de repente el conde decidió que para asegurar su poder solo debía demostrar fuerza. Resolvió que al día siguiente el rey debía ser ejecutado con todos los que aún desafiaban su poder.


El sol pálido del invierno asomaba por entre el patíbulo. Los guardias del conde acompañaron al caído rey del sur hasta al cadalso, quedó frente al pueblo y solicitó unas últimas palabras y sin esperar comenzó a decir: - La única razón por la que existimos los reyes es muy simple, somos los encargados de proteger al pueblo del peligro, del hambre y la mentira. Si voy a morir no es por que el usurpador lo crea justo o conveniente, si no por qué he fallado en mí deber ante todos ustedes.- habiendo dicho esto cerró los ojos esperando su hora.


Cuando todo parecía perdido, los reyes del este y del oeste entraron en la plaza y apresaron al conde y a los tres bribones. También liberaron a los niños y al rey del sur. 


Los vítores del pueblo llegaban hasta el gran salón del palacio después de muchos años los tres hermanos, los tres reyes estaban juntos.


Después de muchos años los tres reinos tenían mucho que hablar entre ellos.


Después de muchos años los tres reinos volvieron a ser uno. 


Los tres hermanos gobernaron con justicia, equidad y sabiduría durante muchos años.



~Fin~








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